Las decisiones de Estado no siempre son bien entendidas por el común de las gentes, he inclusive por aquellos que no lo son; políticos avezados en temas de derecho internacional público, bien sea porque le dan una mirada a las mismas con un sesgo conceptual harto diferente y una perspectiva de manejo de relaciones externas y autodeterminación de los pueblos mal entendida; y en otras muchas de las veces con un propósito político mezquino y preelectoral que no permite ver más allá de sus propias narices, de que lo que se está haciendo obedece a los supremos valores patrios, de protección y amparo, frente a la insurrección terrorista, el paramilitarismo de moto sierra, la producción, tráfico y consumo de narcóticos, tráfico de armas, trata de blancas, y lo peor y más deleznable aun, terrorismo y narcotráfico fronterizo de países, vecinos que se apoyan en la inmunidad de su territorialidad para lograr proclives propósitos de cambios de políticas erradicadas ya de la faz de la civilidad moderna y que como las lenguas muertas, ya no ni trinan, ni silban.
Colombia hoy frente a la decisión del gobierno del Ecuador en cabeza del presidente Correa, y azuzado por quien se a creído la reencarnación de Bolívar, Hugo Rafael Chávez Frías, ha ordenado el desmantelamiento de la base de cooperación Militar y Logística de Manta, luego de casi diez años de permanecer arropando con su apoyo las libertades de gentes, los derechos humanos, capacitando militar y logísticamente a un pueblo para garantizarle un mejor vivir y con ello, establecer un cerco protector a toda una comunidad de naciones, vinculadas por y con propósitos comunes, de cultura, de política, de comercio, de seguridad nacional, de inversiones y de una gran multiétnia que lo único que los separa, son líneas imaginarias fronterizas.
Es por ello que las miradas se voltearon hacia los colombianos. Hacia esta Colombia comprometida no solo por un Gobierno, sino por toda su gente ávida de protección, de seguridad democrática, de confianza inversionista, de un renovado modelo de vida, en armonía, sosiego y paz; solo posible con el desmonte del terrorismo demencial y narco destructor, el paramilitarismo, la corrupción, la insurgencia agazapada al interior del gobierno que delinque desde allí para atribuirle al Estado y más que a él al Gobierno, hechos o conductas delictuales que no le son inherentes y por lo tanto inimputables de la manera que se les quiera mirar.
Las bases Militares Colombianas, con mando de Militares Colombianos, en muy buena hora van a recibir apoyo logístico y de cooperación militar para hacer posible el restablecimiento de la concordia, y la paz, sin secuestro, ni voleteos, extorsiones y desplazamientos forzados de nuestros campesinos, que son la fuerza viva más importante para la economía nacional.
Malambo (Atlántico), Apiay (Villavicencio), y Palanquero (Cundinamarca), con las de seguro muy prontas de Tolemaida (Melgar) y Loraida (Caquetá), van a contribuir con el restablecimiento de la Colombia que ya en alguna época vivimos pero que tenemos olvidada porque a las generaciones de hoy nunca les ha tocado vivirla.
Como lo anotara LOPEZ CABALLERO y HECTOR ELI ROJAS, todo a pesar de estar distantes del gobierno URIBE, son necesarias muy a nuestro pesar y son consecuentes con las políticas que vienen muy de atrás, como lo es el plan Colombia.
En cuanto a la INMUNIDAD se ha sido claro que la competencia para juzgar conductas delictuales o disciplinarias no quedan excluidas de la esfera de competencia de jueces y fiscales de quienes trasgredan el orden jurídico o el honor y disciplina castrense; solo que ésta se reserva para ser investigada por el propio gobierno americano y con la veeduría del colombiano. A esto lo llamamos inmunidad, pero no impunidad, por tanto debemos de estar tranquilos que no se permitirán desafueros o atentados contra los derechos humanos y el derecho de gentes.
En fin, es la más acertada de las decisiones; nos ofrece garantías, y fortalecen nuestra presencia en las fronteras impidiendo la utilización de las mismas con complicidades vedadas de enemigos, con pinta de amigos mal vestidos.
Acompañemos al señor Presidente ÁLVARO URIBE VÉLEZ, y que primen los más altos y sagrados valores de la patria, sin posiciones sectarias partidistas y animo mediático preelectoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario