LA GRAVEDAD DE QUERER SER Y NO PODER
Iván Darío Botero Rodríguez -abogado-
Hay quienes creen que utilizando y mal, la parodia, van a alcanzar a recibir los favores de cierto sector así sea minoritario de la opinión y lo único que se encuentran es con un espejo que sin misericordia les muestra la desnudez de sus propósitos y lo ruin de sus inclinaciones. Se puede disentir; es más no querer por la razón o causa que sea, todo hace parte de esta bendita democracia; pero negarse a ver lo evidente y de manera tozuda entrar en defensa de una CORTE que por sus hechos se ha dado a conocer como pro FARC; que se muestra sin rubor como ideóloga de los grupos irregulares y carceleros de sus enemigos, contrariando los más elementales principios de la ética jurídica y de la Democracia. Que lo único que le cambiaron a sus fallos es que al momento de proferirlos se visten de toga y birrete, mientras otros de Fusil, Granadas y minas antipersonal, matan sin formula de juicio.
Pobres de aquellos que se creen Quijotes y desprecian al su fiel escudero Sancho, como si el uno, no fuera parte del otro y el otro del uno, y juntos elevaron a la cumbre al Manco de Lepanto. Pierden el norte y alejan la armonía. En síntesis no son, no lo pueden, así lo intenten. Y lo peor, en su Capitis diminutio, le niegan la posibilidad a las mujeres que decidieron fueran parte de si, entregándoles una costilla, opinar, haciéndolo por ellas, antes que ellas lo hagan para poderlos desmentir.
Se dice que los colombianos todos, somos hermanos. Pero hay carnales que no les corre sangre, sino VINAGRE por sus venas y aunque obtusos, ellos saben quiénes son, pero nada pueden hacer. No tienen conque.
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