No existe nada más placido que escribir con un fondo musical de clásica filigrana y de complejo pero profundo pentagrama, que evocan a los genios de una de las artes que a la vida le ponen sentido y al sentido le dan vida.
Qué sería de una Colombia en el hoy sino hubiese tenido a un URIBE, en el más reciente ayer, para vivirla en un mañana y siempre.
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